La institución, el psicólogo y el psicoanálisis


La institución, el psicólogo y el psicoanálisis

“I guess that’s how it’s meant to be but
heaven only knows”
Emmylou Harris

Desearía empezar a modo de justificación explicando la motivación personal de este ensayo, hablar de institución tiene que ver con la poca o mucha –por ahora no discutiremos esto- experiencia que profesionalmente he vivido como “psicólogo” (explicaré en la medida de lo posible las comillas). En general el rol del psicólogo es ambiguo así que debería especificar más sobre mi práctica que está marcada por “mi transferencia” hacia el psicoanálisis tal como lo explica brevemente Tomasa San Miguel y donde me apoyo para diferenciar plenamente el rol del psicólogo del ejercicio de un analista y más aún en el contexto de una institución. He aquí los tres engranes que articular este ensayo. Deseo también enfatizar lo siguiente, el psicoanálisis en su práctica privilegia la subjetividad (el inconsciente), aquello que hace diferente a cada uno de los individuos, si bien en la teoría podemos aprender a ubicar modos de funcionamiento mental, si no se aterriza a la subjetividad del paciente, volvemos a la teoría una herramienta estéril. Si el psicoanálisis trabaja con las particularidades de cada individuo aquello que Freud nombró “el deseo”, ¿qué roces, cruces, efectos tiene el ejercicio analítico en un lugar institucional donde la norma es lo contrario a las particularidades, es decir la regla por la homogeneización, la estandarización y las generalidades? y si -insisto- distinguimos que no es lo mismo un psicólogo que un psicoanalista ¿cómo reacciona el psicólogo cuando se encuentra entre la espada y la pared?

I.- La institución.
Empezaré por el primer actor. En afán de conservar la neutralidad y objetividad del ensayo, diré algunas obviedades (según yo) de una institución, la considero un lugar privilegiado para el ejercicio profesional, donde se ofrece al “joven” recién egresado un trabajo con la posibilidad de ejercer. Veo a mi generación y con cierta desazón pregunto: ¿Cuántos estamos realmente ejerciendo para lo que nos preparamos? De ese modo la institución aparece  como un buen lugar para iniciar a los estudiantes a quienes dicho sea de paso deseo puedan llegar estas letras. Quisiera advertirles lo siguiente: si encuentran trabajo “de lo suyo” muy probablemente será en una institución. He aquí otra justificación para este ensayo.
Ahora bien, una institución, la que quieran, está definida en términos de objetivos, es decir posee un plan (por lo menos las más serias), una misión, una visión, tiene por decirlo de alguna manera, una razón de ser, persigue un objetivo, tiene un funcionamiento determinado, posee principios e ideas preestablecidas las que muchas veces no está dispuesta a negociar, a esto lo llamaré resistencia institucional, peor aún en otras ocasiones ni individuos ni la institución tienen conciencia de sus normatividades, no reflexionan lo que hacen o para que lo hacen, y cuando uno llega a laborar en ellas estos lineamientos operan pero de manera implícita. Decía hace un momento, las más serias lo hacen explícitamente, otras, en cambio tienen objetivos tan vagos como “ayudar a las personas”, “integrar a la familia” “velar por los derechos de las personas con discapacidad” “formar profesionales en el ¿área? de psicología”.  
Cada institución, para conseguir su finalidad, tiene una organización básica inter-grupal. Existen en ella distintos grupos (técnicos, administrativos, usuarios, etc.) con tareas diversa, que organizan una red de relaciones, las que constituyen la trama institucional” Armando Bauleo
Por mencionar algunos ejemplos, sólo me detendré para decir que personalmente en las instituciones donde he laborado, la mayoría tiene sus objetivos de manera implícita, no dichas, uno supone ciertas cosas (demandas pedidos, funciones como las que acabo de nombrar), son al mismo tiempo esas instituciones las más burocratizadas y las más paralizadas en términos de productividad. Podríamos llamar a esto, junto con Pichon Rivière, síntomas institucionales, pienso también en otros problemas institucionales como por ejemplo en la dificultad de llenar una vacante, en este caso el síntoma sería la deserción del puesto. Pero sobre todo en instituciones estatales, la cosa empeora, pues están sujetas al partido que en ese periodo gobierne y al calendario electoral, que al acercarse literalmente los trabajadores tiemblan por perder su empleo, empieza el momento de afiliarse en bandos, los ¿rojos o los azules? También de acarrear gente y banderas, ridiculización que sufrí en algún lugar de trabajo donde colaboré.  

Institución es organización, reglas que constituyen un instrumento destinado a promover el orden de una práctica.” Mónica Veli.
Reglas que ordenan la práctica como las “pre-consultas”, el cruce con otros departamentos como por ejemplo los trabajadores sociales y los abogados con sus pedidos y recomendaciones “terapéuticas” a sus asesorados que son enviados a psicología, recuerdo una institución que en su organigrama tenía un departamento de jurídico y otro de psicología, los psicólogos que trabajaban en el departamento de jurídico ¿qué hacían? ¿Terapia o una suerte de mediación en un conflicto entre particulares? si había un caso de maltrato infantil, la institución se regía por la regla de poner la denuncia sin excepciones, decisiones sin un mínimo sentido de crítico, siempre donde intervenía la institución terminaba complicando los casos. Si se retiraba a los menores ya no se sabía qué hacer con ellos, todo visto desde el ángulo de la violencia y siempre queriendo encontrar en todo al agresor y a la víctima, se perseguía el ideal de “protección de los niños, niñas y adolescentes” entonces el trabajo consiste en una persecución incesante, una cacería contra los que “atentan” por los derechos, una violencia institucional. Yo institución te digo quien eres, cuál es tu problema y qué debes hacer para resolverlo, un problema que muchas veces yo generé pero te hago creer que es tuyo, y si no continuas los protocolos te he de llamar cómplice y sancionar.
Si, el panorama que describo fluctúa entre la represión y el acatamiento, entre lo instituido y lo instituyente como lo formula Castoriadis y Federico Suárez
“Las instituciones reproducen en su interior mismo, las relaciones de poder, de dominio y de hegemonía que están presentes en las relaciones sociales. Por lo tanto, aquello que tiende a repetirse y a reproducirse de un ámbito a otro es una situación de tensión, de juego de fuerzas, un equilibrio alcanzado en un momento histórico, es decir, una situación dinámica.”
Si, las instituciones terminan por convertirse en una contradicción y la manera en que los trabajadores sobreviven a esas tensiones es generalmente aislándose y paralizándose en términos de productividad, desviando la atención en fricciones entre ellos, generando una atmósfera de un negativo “ambiente laboral”

II.- El psicólogo.
Cruces entre ambos departamentos eran frecuentes, sobre todo los abogados pedían al psicólogo que le diera “terapia” a determinada persona pues creía conveniente la abogada por tal o cual situación.
Tomemos otro ejemplo y extendamos a cada uno de nuestros tres actores pensemos el criterio de alta y baja hacia un paciente, se considera que el psicólogo debe darlo de alta a los 3 meses, y darse de baja cuando falta dos sesiones seguidas. Otra medida es la referente a la pre consulta pues priva al psicólogo de este momento ideal de contacto con las ansiedades del paciente, ansiedades que se expresan con mayor fuerza durante la primera entrevista pero que en el departamento de pre consulta esta entrevista la realiza otro personal.
Bien llegado a este punto pudiéramos orientar el ensayo hacia ese lado del análisis, es decir, de los “problemas” pongo comillas porque estas situaciones relatadas muchas veces no son vistas así, como problemas, pudiera seguir por ahí pero me interesa realmente enfocar las consecuencias que esto tiene en el ejercicio de un “psicólogo”

Voy aclarando las comillas, al llegar a un trabajo se espera del psicólogo determinadas cosas, por ejemplo iniciando con una demanda tan vaga como, “dar pláticas de sexualidad a los adolescentes” “dar tratamiento a las mujeres víctimas de violencia” en el primer ejemplo de plática los adolescentes no necesitan nada, son más bien ellos los que –si se hace un buen trabajo- nos terminan enseñando. Y en el segundo  caso ocurre un efecto paradójico, se re victimiza a la mujer, pues debería vivir la violencia de manera pasiva, debería estar afectada y traumatizada, debe poner la denuncia y someterse a todos los protocolos que “por su bien” necesita acatar, es decir, ahora una violencia institucional y que en la mayoría de los casos con la complicidad del psicólogo en puesto, orientando a las personas a seguir los lineamientos, el psicólogo como agente represivo hablando socialmente, ¿van tomando forma las comillas? Eres psicólogo y debes pensar y hacer esto y aquello, de lo contrario no eres buen psicólogo. ¿Cómo sostener un trabajo que tome en cuenta cuestiones subjetivas, particularidades de cada caso, cuando la institución ya fluye a manera de un río y lleva consigo en la corriente a los trabajadores? Este es el punto de vista que quiero seguir desarrollando en estas líneas.  Demandas institucionales hasta el punto por ejemplo de usar al psicólogo para determinar en un caso cuál de los dos está mintiendo. También recuerdo una consigna institucional, “el psicoanálisis no debe utilizarse en la institución”  y toda una cacería en contra de los psicólogos que se identifiquen con el psicoanálisis, en este caso acusados sobre mitos contra el psicoanálisis, mitos que muchas veces los mismos psicólogos fomentaban y se escondían acatando y encerrándose en el closet.

III.- El psicoanálisis.
Partamos ahora de una base, el inconsciente como objeto de estudio del psicoanálisis, no lo es la conducta ni la conciencia, es decir no lo es la memoria, ni la atención ni el aprendizaje, ni mucho menos “la personalidad” por mencionar algunos aspectos más estudiados en las facultades de psicología y más deseosos de ser trabajados en las instituciones pero, aquí viene el meollo del asunto, el modo de abordarlos derivan linealmente de la idea de conciencia, de la idea de mente como algo fijo, lo que el psicoanálisis plantea no es la negación de estas dimensiones, pero si lo sujetas que están a procesos inconscientes, si se me permite una metáfora: Es re-conocer como un edificio fue construido sobre un suelo movedizo. Ahora bien si el psicoanalista, eventualmente el psicólogo podría también ser consciente de ello, es decir: sensibles a los procesos psíquicos primarios (desplazamiento, condensación, desfiguración) reconocerá las limitaciones y los inconvenientes de fiarse totalmente del discurso consciente del paciente, y en este caso dejarse llevar plenamente por la visión y la misión de una institución, aquí deseo empezar a avanzar con cuidado, esto que acabo de decir no significa que debamos tachar de mentira el discurso de nuestros pacientes, ni los discursos institucionales, ambos funcionan a modo de formaciones de compromiso, son creaciones discursivas, como los síntomas neuróticos, es muy diferente y hay un mundo de distancia en decir “lo que usted me dice es mentira, lo que ustedes instituciones hacen es falso” a decir “han terminado por hacer exactamente lo contrario a lo que deseaban”  en dado caso en ambos ejemplos como diría Althusser se trata de hacer una lectura sintomal en oposición a una lectura literal.

“En efecto institución e inconsciente se excluyen por su naturaleza misma, mientras la primera intenta ligar y encadenar mediante regulaciones y decretos, lo inconsciente por el contrario es el dominio de la no-ligazón, de los procesos psíquicos primarios, de la no-valoración ni ordenamiento, de la no-jerarquización de nada respecto a nada”  
Hasta aquí voy totalmente de acuerdo al planteamiento y la cita que el profesor Flores nos regala, lo vivimos a diario, que alguien se acerque a una institución a solicitar determinado servicio no significa que ipso-facto su demanda sea tomada como su deseo, el psicoanalista lo sabe, una cosa es el motivo manifiesto de consulta y otra cosa el motivo latente de consulta, vengo porque “mi” síntoma es insoportable pero no vengo por el conflicto de mi deseo inconsciente, ahí existe un desnivel, un punto conflictivo, un punto en tensión, en la institución es parecido, nos adherimos plenamente a su misión y visión pero las dificultades ¿son siempre de los usuarios? si los alumnos no aprenden es por culpa de los padres, si la familia no se acerca es por problema de ellos en ambos casos yo como maestro, psicólogo, trabajador estoy bien, replicando la misión institucional, ¿o nos sorprendería descubrir que en instituciones lo inconsciente se puede expresar en ataques hacia el mismo trabajo? Eso que los “psicólogos laborales” llaman clima organizacional.
El proceso de escuchar, convocar a los yoes en situaciones de masa o de grupo y a la institución es algo que genera ansiedad, en gran medida dependerá si los yoes en la institución logran identificarse en estos problemas como participantes, tomemos otro ejemplo: digamos si el grupo que yo dirijo tiene problemas de conducta ¿tendrá que ver con algo de mi manera de dirigirme a ellos? si recibo alumnos que en si no son agresivos ¿tendré que ver en algo yo? como me decía un maestro “van entre 7 y 12 alumnos que me golpean”  es cierto que la presencia de un psicoanalista genera ansiedad, así como quien está dispuestos a escucharnos sin tapujos, nos presta el máximo de su atención y nos cede la palabra provoca angustia, que “las plumas se caigan” que se contagie uno de risa inmotivada, pero cuando se logran hilar y analizar los discursos de los yoes en la institución - y he aquí lo que yo agregaría a la cita del profesor Flores- el saber sobre el inconsciente posibilita que los individuos enfoquen su tarea de manera nueva, si yo “psicólogo” la institución “me delega la tarea” de armar una capacitación para el personal, tengo creo yo dos opciones: armar un temario y una suerte de módulos que de manera “didáctica” yo les presente al personal o tengo la opción de invitarlos a hablar y decirles “yo aquí no soy el que sabe, de aquí en adelante el conocimiento que adquiramos lo construiremos juntos no estoy yo aquí para decirles cómo hacer con su trabajo porque ni siquiera estoy yo en su puesto, pero si puedo ayudar a que enriquezcan, perfeccionen su práctica a partir del saber del inconsciente si empezamos a compartir experiencias” un enfoque así es muy distinto y puede ser aceptado por la institución bajo el rubro de “capacitación” pero es un modelo analítico, donde la escucha y el saber del inconsciente aportan y no solo nos quedamos en el cuestionamiento de los “buenos y samaritanos” propósitos institucionales.

Bibliografía

  • Bauleo, Armando – Note di psicología e psichiatria sociale– Pitagora Ed., Bologna 1993.
  • Flores, David C. “Formar psicoanalistas, advenir psicoanalista” en ¿Psicoanalizar? ed. privada, Monterrey, N.L., 2011
  • Freud, Sigmund. Obras Completas, 3 ts.,Biblioteca Nueva, Madrid, 1973.
  • Suárez, Federico (2010) Introducción al concepto de institución. Centro de estudios e investigaciones José Bleger. Rímini, Italia. Psicología Grupal. https://psicologiagrupal.cl/?p=532
  • Veli, Mónica. El psicoanálisis en las instituciones relacionadas con la salud. Revista Imago, Argentina. http://www.imagoagenda.com/seccion.asp?IdSeccion=11

Comentarios

Entradas populares